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Nature publica reportaje sobre modificación genética de Alzheimer, realizado por la académica Laura Vargas de la Facultad de Ciencias

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Por Susana Paz
Contar historias de ciencia tiene la función de transmitir a la sociedad su importancia en la toma de decisiones, para vivir y enfrentar mejor el mundo, considera la doctora Laura Vargas Parada, quien lleva más de 25 años siendo profesora de la Facultad de Ciencias y dedicándose al periodismo científico.


En su más reciente edición de Nature, la profesora publicó la historia de Aliria Rosa Piedrahitao que a sus 72 años desarrolló un inusual proceso genético en contra de una tendencia de quienes, junto con ella, viven en una comunidad colombiana que padece Alzheimer temprano. 


Desde hace varios años escribe historias de ciencia para la revista Nature, entre otras, el reportaje titulado The unusual genetic inheritance that could change Alzheimer’s treatment en el que cuenta la historia de una comunidad colombiana en donde sus habitantes puede tener la clave para nuevos tratamientos para la enfermedad de Alzheimer.


Laura Vargas es doctora en Investigación Biomédica Básica por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizó estudios de posgrado en biología molecular de agentes infecciosos en la Escuela de Medicina Tropical de Londres y sobre comunicación de la ciencia en la Open University de Gran Bretaña.


Ha escrito diversos libros, capítulos de libros y colabora con diversos medios escritos nacionales e internacionales. Desde 1998 es profesora de asignatura en la Facultad de Ciencias. 


Fue en 2002, cuando terminó su doctorado, que se encontró con la disyuntiva de transmitir el conocimiento científico a la sociedad, con la idea de que es necesario vincular el conocimiento con que la gente pueda tomar decisiones para poder vivir o enfrentar el mundo mejor. 


Desde entonces se mudó a trabajar en el tema de comunicación pública de la ciencia e hizo un posdoctorado en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC), empezó a escribir para diferentes medios y revistas tanto en inglés y en español, además de hacer radio, televisión, como guionista y conduciendo programas. 


“Hay diferencias en comunicación, divulgación y periodismo de ciencia o ser escritor de ciencia. En la divulgación comúnmente es el experto el que nos cuenta sobre un tema en particular, en el periodismo de ciencia lo que hacemos es que nosotros nos acercamos a los expertos para contar una historia, y normalmente buscamos que esa historia sea de interés ciudadano, que sirva para que la gente pueda tomar decisiones”. 


En el caso del artículo en Nature, es un texto que puede servir para aquellos que tienen el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer para que conozcan un poco más los nuevos descubrimientos y la información que eventualmente podría llevar al descubrimiento de nuevos medicamentos.


Explica que las revistas Nature y Science son consideradas dos de las publicaciones más importantes en ciencia y normalmente la gente piensa que son sólo para publicar investigación novedosa, pero también consideran la importante labor de transmitir conocimiento a la sociedad en general, entonces invierten una buena parte de sus recursos en pagarle a periodistas y escritores de ciencia para que lleven y cuenten historias en la revista. 

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“Básicamente colaboramos en la sección de noticias, en suplementos especiales, como en el que participé en esta ocasión que es dedicado al Alzheimer, y también hay una sección que se llama Donde yo trabajo, en donde entrevistamos a estudiantes de posgrado para contar sus historias. Es bien importante que revistas como estas le den este espacio a los comunicadores de ciencia porque entienden la necesidad de vincular a la sociedad con el conocimiento científico de alto nivel que se publica en estos espacios”.

 

La vía para publicar es proponer una historia a partir de que los editores la contactan y le dicen que abrirán algún tema en particular. Entonces tiene que competir con otros escritores y proponer historias alrededor de ese tema. 


“Es algo difícil pero muy satisfactorio que las historias que yo propongo en los últimos años trato de que participen investigadores mexicanos, latinoamericanos o hispanoamericanos. Porque en estas revistas muy tristemente vemos poco de la ciencia que se hace en estas regiones del mundo”. 


En el caso de la historia sobre Alzheimer, es el único artículo que refiere algo de Latinoamérica. Se trata de una historia sobre una comunidad aislada en la sierra, en donde se generó una mutación que hace que padezcan Alzheimer temprano. 


En esta comunidad se encontró una mujer, normalmente la gente enferma a los 40 años, tiene demencia a los 50 y muere a los 60, pero Aliria Rosa Piedrahitao, quien tenía la mutación que la condenaba a tener Alzheimer, a los 72 años, está perfecta. La pregunta fue: ¿cómo sobrevivió si estaba predestinada a morir de una enfermedad por un gen que al condiciona a desarrollar Alzheimer? 


Esa es la pregunta que los científicos están develando y esa nueva mutación abre la posibilidad de entender mejor la enfermedad y de desarrollar otros medicamentos que no se habían contemplado antes. 


Para la periodista, los retos para escribir una buena historia son básicamente aplicar todo lo aprendido del lado de la ciencia, hacer búsquedas muy dirigidas en artículos científicos, identificar los más relevantes, y buscar entre esos artículos los que involucren latinoamericanos, pues uno de sus objetivos es lograr que la gente reconozca la contribución de Latinoamérica a la ciencia. 
Se trata, dice, de un mundo competitivo, pero a la vez muy satisfactorio, porque a través de su trabajo ha podido acceder y conocer lugares que de otra forma no hubiera podido, como entrar debajo de la pirámide de Teotihuacán, ir al Gran Telescopio Milimétrico en Puebla o acompañar a los investigadores que tipifican a las ballenas jorobadas.


“Al final es un trabajo muy emocionante pero lo más relevante es que la sociedad entienda por qué el conocimiento científico es importante no sólo para la solución de problemas sino para entender el mundo en el que vivimos. Cada vez hay un grupo más importante que se dedica a la comunicación de la ciencia. Es una alternativa profesional para quienes nos gusta escribir, a los que nos gusta contar historias, pero queremos cumplir esta función de contarle a la sociedad por qué la ciencia nos emociona”.