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La ciencia y el trabajo, mural dedicado a los científicos en la Antigua Facultad de Ciencias

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La ciencia y el trabajo, mural dedicado a los científicos en la Antigua Facultad de Ciencias

El mural La ciencia y el trabajo de José Chávez Morado narra la construcción de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Ciudad Universitaria, desde la expropiación de los ejidos hasta el trabajo de los científicos con el acelerador de partículas de tipo Van de Graaff: Nabor Carrillo, Alberto Barajas y Carlos Graef, los tres personajes claves en la fundación de la actual Facultad de Ciencias.

Ubicado en el complejo del casco central de CU, la antigua Facultad de Ciencias llegó a albergar el Auditorio Alfonso Caso en el que se ubica el mural La ciencia y el trabajo.

En su elaboración José Chávez Morado utilizó una técnica de pintura vinílica, a diferencia de los otros dos murales realizados en mosaico vidriado.

En La ciencia y el trabajo se crea una narrativa lineal que se divide en diferentes escenas, y a simple vista parece bastante convencional, pero al mirar atentamente podemos percibir un poco de la crítica social que Chávez Morado insertaba en muchas de sus obras.

En el primer panel observamos a un grupo de tres hombres vestidos con indumentaria de manta. Ellos caminan con paso cansado y nos dan la espalda. El tercero de ellos porta un impermeable hecho con paja y dirige su mirada hacia la derecha, como si siempre viera su próxima labor de constructor. Ellos han cambiado sus herramientas de campo por las de construcción.

El episodio representado hace alusión a la expropiación de las tierras de los ejidatarios por parte del Estado. Está documentado que a cambio de dichas tierras el gobierno mexicano dio a estos ejidatarios un proyecto de reubicación en el área de Copilco, construyéndoles vivienda, escuelas, así como otorgando los servicios básicos y dándoles un empleo dentro de la construcción de Ciudad Universitaria.

En la siguiente sección vemos una representación de la diosa Cuatlicue, quien recibe una máscara teotihuacana de las manos de un niño que la acompaña. Recordemos que Ciudad Universitaria fue construida dentro de la zona del Pedregal de San Ángel, una región con una carga simbólica significativa, ya que se encuentra cerca de la pirámide de Cuicuilco.

En seguida, vemos a los campesinos ahora convertidos en obreros que realizan sus excavaciones a pico y pala, con un fondo de máquinas de construcción. La indumentaria del inicio ha cambiado y ahora llevan el característico overol de la clase trabajadora urbana. A continuación, un constructor transporta materiales en una carretilla, mientras que un grupo de obreros realiza sus tareas detrás de él. Los trazos de estos obreros dejan de ser tan marcados y se vuelven siluetas que sugieren movimiento, pero también desaparición.

Al centro de toda la composición, un grupo de hombres se reúne en torno a un restirador. Se trata de los arquitectos designados a la construcción de la Facultad de Ciencias: Raúl Cacho, Eugenio Peschard y Félix Sánchez.

Al fondo, dibujado sobre una estructura pétrea que recuerda una pirámide prehispánica, se encuentra el boceto de la torre de Ciencias marcado en color rojo.

De pie, Carlos Lazo señala con brazo decidido y muestra a Carlos Novoa el avance de las construcciones.

Sobre esta sección central del mural es importante recalcar cómo ahora todos son personajes completamente reconocibles, es decir, son retratos y ya no personas anónimas como en las secciones anteriores.

La ciencia y el trabajo (1952), José Chávez Morado

Al centro del mural, los ingenieros y los arquitectos reclaman su lugar en la historia de la construcción de Ciudad Universitaria.

En la última sección se encuentra la representación de los científicos. En torno al acelerador de partículas de tipo Van de Graaff se congregan los personajes importantes en la Facultad de Ciencias de la época: Nabor Carrillo, especialista en mecánica de suelos y coordinador de la Investigación Científica de la UNAM; Alberto Barajas, matemático y entonces director de la Facultad de Ciencias, y Carlos Graef, director del Instituto de Física.

Fue en 1950 cuando Nabor Carrillo convenció al arquitecto Carlos Lazo de la compra del acelerador de partículas Van de Graaff a la High Voltage Engineering Co. Los científicos de este grupo de la Facultad veían a Carlos Lazo como un visionario por el impulso y su insistencia en que México debía entrar en la era atómica. Aquella energía nuclear debía emplearse siempre en términos pacíficos, de ahí la temática en parte impuesta de los demás murales.

José Chávez Morado. Foto: Mediateca INAH.

(Edición del texto original del Mtro. Jorge Alberto Barajas Tinoco. Posgrado en Historia del Arte, UNAM Publicado en Gaceta UNAM 16 de mayo 2022)

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